viernes, 29 de enero de 2021

El palacio de la Infanta Isabel "La Chata" en Argüelles.

EL PALACIO DE LA INFANTA ISABEL "LA CHATA" EN ARGÜELLES.

En el número 7 de la calle Quintana podemos ver el antiguo palacio de la Infanta Isabel. Este inmueble de planta rectangular tiene una superficie de unos 4.000 m2, destacando por sus torreones rematados con chapiteles en los extremos. Fue construido a finales del siglo XIX para José Manuel de Cerrajería y Gallo de Alcántara, Conde de Cerrajería. A partir de 1902 se convirtió en la residencia de la infanta Isabel de Borbón y Borbón (1851-1931), popularmente conocida como "La Chata"debido a la forma de su nariz.

Fachada principal del palacio en la calle Quintana. 

Hija de la reina Isabel II, la Chata llegó a ser Princesa de Asturias en dos ocasiones. Contrajo matrimonio muy joven con Cayetano de Borbón Dos Sicilias, conde de Girgenti,. Aquejado de epilepsia y tras sufrir varios episodios depresivos, su esposo acabó suicidándose dejando a la infanta viuda con tan solo veinte años de edad. A partir de entonces se entregó en cuerpo y alma al servicio de la monarquía, presidió numerosas organizaciones caritativas y representó en múltiples actos oficiales a la Familia Real, apoyando a su hermano Alfonso XII y posteriormente a su sobrino Alfonso XIII.

La Infanta Isabel con su esposo Cayetano de Borbón Dos Sicilias, Conde de Girgenti. Fuente. royalisticism.blogspot.com

Antes de trasladarse a este edificio fue reformado por Enrique Repullés, arquitecto Mayor de la Casa Real. La decoración corrió a cargo de importantes artistas de la época. En la Sala de Visitas destaca el mural de José Garnelo, representando la proclamación en Segovia de los Reyes Católicos. 

Sala de Visitas o recibidor con murales de José Garnelo que representan la proclamación de los Reyes Católicos en Segovia. Fuente: www.ejercitodelaire.defensa.gob.es. 

La escalera de acceso al palacio fue pintada por Mariano Benlliure con escenas de provincias españolas, destacando la de Segovia tan querida por la Infanta. 

Escalera de honor del palacioFuente: www.ejercitodelaire.defensa.gob.es. 

Una vez que Alfonso XIII subió en 1902 al trono, la Chata se vio liberada de sus obligaciones en la Corte. Convirtió el palacio en el centro de la vida intelectual de la época. Músicos, pintores y artistas teatrales fueron recibidos en sus salones y apoyados económicamente en sus carreras por la infanta. Su músico favorito era el maestro Serrano, con el que a veces tocaba el piano a cuatro manos. 

Mural y cuadros con retratos de músicos en el techo de la Sala de Música, la estancia preferida de la Infanta. Fuente: www.abc.es

Siempre fue una persona muy castiza, que gozaba de una gran simpatía popular. Se relacionaba con gran campechanía con el pueblo llano y era asidua de todo tipo de actos populares, como las corridas de toros a las que solía acudir en coche de caballos sin escolta alguna.

La Chata junto con la marquesa de Nájera a la salida de los toros. Óleo de 1915 de López Mezquita. Fuente: Museo de Historia de Madrid.

Tras la proclamación de la República el 14 de abril de 1931, el nuevo Gobierno permitió únicamente a la Infanta permanecer en España. Pero ella prefirió partir junto con su familia al exilio en París, donde falleció a los pocos días de su llegada. El palacio fue cerrado y quedó abandonado, sufriendo importantes daños durante la guerra civil debido a su cercanía con el frente de la Ciudad Universitaria.

Fotografía de madurez de la Infanta. Fuente: es.wikipedia.org

Tras el fallecimiento en 1941 del Rey Alfonso XIII, la Familia Real vendió el palacio al Ejército del Aire. El edificio fue restaurado y se instalaron en él las dependencias del Cuartel General del Mando Aéreo General, función que todavía se mantiene.

Entrada principal del palacio, actual Cuartel General del Mando Aéreo General.

En 1955 el Ayuntamiento de Madrid inauguró un monumento escultórico en homenaje a "La Chata” en el paseo de Rosales, frente a la desembocadura de la calle Quintana. La escultura muestra a la Infanta de manera realista, junto a dos personajes populares madrileños de los que ella gustaba rodearse.

Monumento a la Chata en el paseo de Rosales, obra del arquitecto Javier García-Lomas y del escultor Gerardo Zaragoza..

 

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viernes, 22 de enero de 2021

El Pasaje Matheu, galería comercial a la moda de París.

EL PASAJE MATHEU, GALERÍA COMERCIAL A LA MODA DE PARíS. 

Esta calle peatonal se encuentra a un paso de la Puerta del Sol, entre las calles Espoz y Mina y Victoria. Su nombre se debe al financiero Manuel Matheu Rodríguez, que adquirió este terreno pagando tres reales por pie cuadrado. En aquel solar estuvo anteriormente el Convento de mínimos de San Francisco de Paula, conocido como Convento de la Victoria. Construido en 1561, fue demolido en 1836 al aplicarse la Ley de Desamortización de Mendizábal.

Grabado del siglo XIX que muestra el Convento de la Victoria. fuente: www.todocoleccion.net

El pasaje fue proyectado por el arquitecto Antonio Herrera de la Calle como una galería comercial, siguiendo la moda de las abiertas durante aquella época en París. Construido entre 1843 y 1847, fue conocido también como “Pasaje de la Equidad”. Albergaba en sus tres pisos el "Bazar de la Villa de Madrid", tiendas de ropa de señora y caballero que vendían sus productos por España y exportaban al extranjero.

Aspecto actual del Pasaje Matheu, entrando desde la calle Espoz y Mina.

Fue uno de los pasajes más suntuosos de su época, con solados y pilastras de variados mármoles. Sus estanterías, mostradores y escaparates estaban hechos de madera de caoba y adornos metálicos dorados. Estaba cubierto con una bóveda de hierro y cristal de tres metros de altura, hoy desaparecida. En ambos extremos se adornó de grupos escultóricos con alegorías del comercio y la riqueza, realizados por Francisco Pérez.

Grabado del Pasaje Matheu durante su etapa de esplendor. Fuente: Semanario Pintoresco Español (14 marzo 1847).

Manuel Matheu fue también apoderado de la “Compañía General de pozos artesianos”, que tenía el privilegio real de poder perforar pozos. Su exclusivo sistema con un motor de vapor llegaba a taladrar 25 pies (7, 62 metros) en 12 horas. Según contaba Ramón Gómez de la Serna,  Matheu llegó a perforar en el propio pasaje el pozo más hondo de Madrid, que sería cegado  tiempo más tarde.

Grabado de  Manuel Matheu Rodríguez (1799-1872). Fuente: www.Alhamadearagon.net 

Tras la liquidación en 1854 de la Sociedad “La Villa de Madrid”, el pasaje entró en una profunda decadencia. Poco a poco la bóveda se llenó de cristales rotos, que dejaban pasar el agua de la lluvia, hasta que la estructura se desmontó definitivamente en 1874.

Vista del pasaje y las fincas superiores desde el acceso por la calle Espoz y Mina.

Al desaparecer la cubierta, se quedó como una simple calle peatonal. Allí se instalaron en 1867 locales como el “Café de Francia” y el “Café de París”. Se hicieron muy famosos por sacar por primera vez en Madrid las terrazas a la calle, siguiendo la moda procedente de París. Eran dos sitios muy concurridos por los ciudadanos franceses afincados en Madrid. Cada 14 de julio se adornaban con numerosas banderas galas y organizaban una animada fiesta con bailes y música, en la que no faltaba "la Marsellesa". Ambos cafés permanecieron abiertos hasta los años 20 del siglo XX.

Aspecto actual del Pasaje entrando por la calle Victoria. En la esquina izquierda estuvo el Café de Francia y en la esquina derecha el Café de París. 

Hoy día esta calle se encuentra llena de bares y restaurantes, enfocados sobre todo al turismo que visita el centro de Madrid. Dispone incluso de un mostrador de venta de entradas para corridas de toros y partidos de fútbol.

Esquina del Pasaje con la calle Espoz y Mina, con la placa de cerámica que recuerda al financiero.

 

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viernes, 15 de enero de 2021

San Antón, el patrón de los animales.

SAN ANTÓN, EL PATRÓN DE LOS ANIMALES. 

San Antonio Abad nació en Egipto, vivió durante 105 años de edad y falleció un 17 de enero del año 356. Este monje cristiano se fue a vivir al desierto para huir de las tentaciones y dedicarse a la meditación. Le gustaba mucho observar la Naturaleza y tenía la costumbre de bendecir a los animales y a las plantas que veía. La leyenda cuenta que una vez se le acercó una jabalina con sus jabatos ciegos y el santo los curó. Como agradecimiento, la jabalina no se separó nunca más de él. Por ello se le suele representar con un cerdo a sus pies.

Hornacina que aloja la imagen de San Antón, sobre la entrada del templo (C/ Hortaleza 63). 

El día 17 de enero se celebra San Antón, patrón de los animales. La festividad en Madrid tiene un origen medieval, cuando el Concejo de la Villa encargaba a un porquero criar a un cerdo durante un año. El animal llevaba una campanilla al cuello, avisando a los vecinos de su presencia y del deber de darle de comer cuando se acercaba a sus casas. Cuando llegaba el día de la fiesta del Santo, el cerdo era subastado.

Un gran ejemplar de cerdo en la procesión de San Antón de 1994. Fotografía: Pablo Linés. Fuente: www.eldiario.es

Dicha fiesta llegó a estar prohibida a finales del s. XVII. Fue recuperada en la época de los Borbones, tras la construcción en 1742 la Real Iglesia de San Antón, obra de Pedro de Ribera. A partir de 1794 la fiesta fue organizada por los Padres Escolapios, titulares de las Escuelas Pías de San Antón. Por entonces se realizaba una romería, en la que se daban “vueltas” por las calles de la zona con caballos y mulas enjaezadas. Más tarde se empezó a bendecir la cebada y el centeno de los animales, repartiéndose además los "panecillos del Santo".

Altar mayor e interior del templo en la actualidad.

Antigua imagen de las Escuelas Pías, sede actual del Colegio de Arquitectos de Madrid. Al fondo podemos ver el templo de San Antón. Fuente: www.memoriademadrid.es 

Tras la guerra civíl se recuperaron las vueltas y se continuaron celebrando, hasta su desaparición en 1967. En 1983 fueron recuperadas durante la alcaldía de Enrique Tierno Galván, convirtiéndose en una bendición de animales y en una popular procesión por el barrio.

La Guardia Civil durante la procesión de 1955 por la calle Barceló. Fotografia de Campúa, Fuente: www.campuafotografo.es .

El padre Ángel, actual párroco de la iglesia, bendice a los perros de la Policía Municipal. Fuente: Ayuntamiento de Madrid.

Lo más destacado el día de la fiesta es la bendición de animales y mascotas, que realiza un sacerdote a todo aquel que se acerque a las puertas del templo en el número 63 de la calle Hortaleza.  Durante esos días se venden los "panecillos del santo” y tienen lugar las "vueltas de San Antón", procesión con animales que parte de la Iglesia y recorre la travesía de San Mateo y las calles de San Mateo, Fuencarral, y Hernán Cortés.

 Los "Panecillos del Santo". Fuente: es.wikipedia.org.

En la procesión suele participar un Escuadrón a caballo de la Policía Municipal o de la Guardia Civíl, unidades caninas de la Polícía Nacional y Guardia Civil, perros guías de la ONCE, organizaciones defensoras de animales y madrileños en general acompañados de sus mascotas.

Escuadrón de gala de la Guardia Civíl a caballo en la procesión de 2019. Fuente: www.eldiario.es

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viernes, 8 de enero de 2021

"El abrazo", la singular escultura de la plaza de Antón Martín.

"EL ABRAZO", LA SINGULAR ESCULTURA DE LA PLAZA DE ANTÓN MARTÍN.

Desde el año 2003 se alza en el centro de la plaza de Antón Martín una escultura con base de hormigón y figuras de bronce. La obra reproduce en tres dimensiones el cuadro “El Abrazo”, realizado por el artista figurativo Juan Genovés (1930-2020).

Escultura "El abrazo". Plaza de Antón Martín.

Este cuadro fue pintado hacia 1973 y su imagen fue cedida más tarde por Genovés a la Junta Democrática de España, que entonces luchaba por la amnistía de los presos políticos, por lo que fue conocido también por el nombre de “Amnistía”. Este grupo de personas simboliza la reconciliación de los españoles tras el fin de la dictadura, la llegada de la Democracia y las libertades, y la superación de las "dos Españas".

“El abrazo”, óleo de Juan Genóves. Fuente: página web Museo Nacional Reina Sofía.

Tras estar expuesto en Nueva York, el lienzo fue vendido en 1976 a un coleccionista de Chicago. Cuando poco después accedió a la Presidencia del Gobierno Adolfo Suárez, encargó al Director General de Bellas Artes que realizara las gestiones para recuperarlo.  Tras las negociaciones, el propietario accedió al cambio de este cuadro por otra obra del artista Genovés y la obra pudo regresar a España.

Detalle de la escultura, en la que todas las figuras están situadas de espaldas.

Tras su llegada a Madrid, el cuadro desapareció misteriosamente y estuvo un tiempo extraviado. Alguien lo había escondido dentro de dos cajas y arrinconado en los almacenes del antiguo Museo de Arte Contemporáneo de la Ciudad Universitaria. Tras ser encontrado por unos trabajadores, se pudo exponer finalmente en este centro. Cuando este museo cerró en 1986 y sus fondos fueron trasladados al nuevo edificio del Reina Sofía, se volvió a perder su pista.

El artista Juan Genovés delante de su emblemático cuadro. Fuente: www.elespañol.com

A pesar de su fama y simbolismo, el Museo Reina Sofía lo tuvo "archivado" tres décadas en su almacén, sin exhibirlo no se sabe por qué motivos. En enero de 2016 lo cedió en depósito al Congreso de los Diputados, que lo tuvo expuesto primero en un vestíbulo y más tarde en la Sala Constitucional. Tras este periplo, en 2018 volvió a ser expuesto de nuevo en el Reina Sofía en una muestra sobre la Transición.

El monumento se erigió para recordar a los abogados laboralistas que fallecieron el 24 de enero de 1977, víctimas de un atentado. Se encontraban trabajando en un cercano bufete, situado en el número 55 de la calle Atocha. Curiosamente, un cartel con la imagen de “El Abrazo”que estaba en la pared de un despacho resultó manchado de sangre tras la matanza.

Lápida que recuerda a los abogados laboralistas de Atocha, asesinados en 1977.

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sábado, 2 de enero de 2021

El olvidado Pasaje del Comercio de la calle Montera.

EL OLVIDADO PASAJE DEL COMERCIO DE LA CALLE MONTERA.


En el número 33 de la calle Montera se encuentra el “Pasaje del Comercio”, vía peatonal que comunica dicha calle con la de Tres Cruces y la plaza del Carmen. Este pasaje comercial fue construido en 1847 por el acaudalado empresario vasco Mateo Murga, por lo se conoció también como “Pasaje de Murga”. Se levantó como sede del Bazar de la Junta de la Compañía General Española de Comercio, formada por grandes comerciantes de la época.

Arcos que alojan las tiendas del Pasaje. Los balcones superiores son viviendas privadas.

El arquitecto constructor fue el académico Juan Esteban Puerta, que aprovechó un viejo pasadizo situado dentro del patio de la manzana. Lo diseñó con una arquitectura muy afrancesada, inspirada en la lujosa Galería Vivienne de París. Aún podemos admirar la decoración de arcos de medio punto, pilastras, columnas, guirnaldas y capiteles vegetales, destacando sobre las paredes de color rojo siena.

Aspecto actual de la Galería Vivienne de Paris, construida en 1823. Fuente: www.urbansider.com 

Los pasajes comerciales se pusieron de moda por toda Europa durante el siglo XIX. Este edificio fue parte importante del pujante comercio del Madrid decimonónico, junto con los desaparecidos pasajes de Matheu, de Iris y de San Felipe. Todos ellos estaban diseñados para atraer a un público elegante y de alto poder adquisitivo.

Alzados de las dos entradas al Pasaje, dibujados en 1845 por el arquitecto Puerta. Fuente : www.memoriademadrid.es

Pese a su éxito inicial, al año siguiente de su inauguración quebró la Compañía que presidía Mateo Murga, por lo que a partir de entonces comenzó su decadencia. Este mismo fracaso comercial lo sufrieron a principios del siglo XX los grandes almacenes elegantes que hubo en la ciudad, como el Mayor-Arenal y el Madrid-París (después Sepu).

Detalle de la bóveda de cañón con arcos fajones decorados con casetones y florones.

Después de la quiebra, el pasaje del Comercio se convirtió en una vía peatonal y cambió de aspecto. Entre  sus paredes se abrieron varias librerías “de viejo” o de lance, muy frecuentadas por escritores como Azorín, Pío Baroja o Valle Inclán. También albergó la relojería de Benito Morina y el Estanco Nacional de Tabacos.

Detalle de la decoración de pilastras entre los arcos y del balcón con barandilla de rica forja.

También estuvo aquí desde mediados del siglo XIX el conocido “Café del Pasaje” que ofrecía menús variados todos los días por 3 pesetas . En 1915 se trasladó a este lugar la imprenta de González Linera, editor de la Biblioteca Catón (1916-1934), propiedad de la logia masónica Catoniana. 

Acceso al Pasaje desde la calle Montera. Todavía conserva el  rótulo sobre mármol de época.

Con escasos locales abiertos y poco frecuentado por el bullicioso público de la vecina calle Montera, hoy día es el único pasaje decimonónico que se conserva en Madrid.

 

Copyright © José Luis Rodríguez-Checa 2021.

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El Hotel Palace, historia viva de Madrid desde 1912.

EL HOTEL PALACE, HISTORIA VIVA DE MADRID DESDE 1912. Entrada principal al hotel, en el chaflán de la calle Duque de Medinaceli con la plaza ...