EL OLVIDADO PASAJE DEL COMERCIO DE LA CALLE MONTERA.
En el número 33 de la calle Montera se encuentra el “Pasaje del Comercio”, vía peatonal que comunica dicha calle con la de Tres Cruces y la plaza del Carmen. Este pasaje comercial fue construido en 1847 por el acaudalado empresario vasco Mateo Murga, por lo se conoció también como “Pasaje de Murga”. Se levantó como sede del Bazar de la Junta de la Compañía General Española de Comercio, formada por grandes comerciantes de la época.
El arquitecto constructor fue el académico Juan Esteban Puerta, que aprovechó un viejo pasadizo situado dentro del patio de la manzana. Lo diseñó con una arquitectura muy afrancesada, inspirada en la lujosa Galería Vivienne de París. Aún podemos admirar la decoración de arcos de medio punto, pilastras, columnas, guirnaldas y capiteles vegetales, destacando sobre las paredes de color rojo siena.
Los pasajes comerciales se pusieron de moda por toda Europa durante el siglo XIX. Este edificio fue parte importante del pujante comercio del Madrid decimonónico, junto con los desaparecidos pasajes de Matheu, de Iris y de San Felipe. Todos ellos estaban diseñados para atraer a un público elegante y de alto poder adquisitivo.
Pese a su éxito inicial, al año siguiente de su inauguración quebró la Compañía que presidía Mateo Murga, por lo que a partir de entonces comenzó su decadencia. Este mismo fracaso comercial lo sufrieron a principios del siglo XX los grandes almacenes elegantes que hubo en la ciudad, como el Mayor-Arenal y el Madrid-París (después Sepu).
Después de la quiebra, el pasaje del Comercio se convirtió en una vía peatonal y cambió de aspecto. Entre sus paredes se abrieron varias librerías “de viejo” o de lance, muy frecuentadas por escritores como Azorín, Pío Baroja o Valle Inclán. También albergó la relojería de Benito Morina y el Estanco Nacional de Tabacos.
También estuvo aquí desde mediados del siglo XIX el conocido “Café del Pasaje” que ofrecía menús variados todos los días por 3 pesetas . En 1915 se trasladó a este lugar la imprenta de González Linera, editor de la Biblioteca Catón (1916-1934), propiedad de la logia masónica Catoniana.
Con escasos locales abiertos y poco frecuentado por el bullicioso público de la vecina calle Montera, hoy día es el único pasaje decimonónico que se conserva en Madrid.
Copyright © José Luis Rodríguez-Checa 2021.
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