EL PALACIO DE LA INFANTA ISABEL "LA CHATA" EN ARGÜELLES.
En el número 7 de la calle Quintana podemos ver el antiguo palacio de la Infanta Isabel. Este inmueble de planta rectangular tiene una superficie de unos 4.000 m2, destacando por sus torreones rematados con chapiteles en los extremos. Fue construido a finales del siglo XIX para José Manuel de Cerrajería y Gallo de Alcántara, Conde de Cerrajería. A partir de 1902 se convirtió en la residencia de la infanta Isabel de Borbón y Borbón (1851-1931), popularmente conocida como "La Chata"debido a la forma de su nariz.
Hija de la reina Isabel II, la Chata llegó a ser Princesa de Asturias en dos ocasiones. Contrajo matrimonio muy joven con Cayetano de Borbón Dos Sicilias, conde de Girgenti,. Aquejado de epilepsia y tras sufrir varios episodios depresivos, su esposo acabó suicidándose dejando a la infanta viuda con tan solo veinte años de edad. A partir de entonces se entregó en cuerpo y alma al servicio de la monarquía, presidió numerosas organizaciones caritativas y representó en múltiples actos oficiales a la Familia Real, apoyando a su hermano Alfonso XII y posteriormente a su sobrino Alfonso XIII.
Antes de trasladarse a este edificio fue reformado por Enrique Repullés, arquitecto Mayor de la Casa Real. La decoración corrió a cargo de importantes artistas de la época. En la Sala de Visitas destaca el mural de José Garnelo, representando la proclamación en Segovia de los Reyes Católicos.
Una vez que Alfonso XIII subió en 1902 al trono, la Chata se vio liberada de sus obligaciones en la Corte. Convirtió el palacio en el centro de la vida intelectual de la época. Músicos, pintores y artistas teatrales fueron recibidos en sus salones y apoyados económicamente en sus carreras por la infanta. Su músico favorito era el maestro Serrano, con el que a veces tocaba el piano a cuatro manos.
Siempre fue una persona muy castiza, que gozaba de una gran simpatía popular. Se relacionaba con gran campechanía con el pueblo llano y era asidua de todo tipo de actos populares, como las corridas de toros a las que solía acudir en coche de caballos sin escolta alguna.
Tras la proclamación de la República el 14 de abril de 1931, el nuevo Gobierno permitió únicamente a la Infanta permanecer en España. Pero ella prefirió partir junto con su familia al exilio en París, donde falleció a los pocos días de su llegada. El palacio fue cerrado y quedó abandonado, sufriendo importantes daños durante la guerra civil debido a su cercanía con el frente de la Ciudad Universitaria.
Tras el fallecimiento en 1941 del Rey Alfonso XIII, la Familia Real vendió el palacio al Ejército del Aire. El edificio fue restaurado y se instalaron en él las dependencias del Cuartel General del Mando Aéreo General, función que todavía se mantiene.
En 1955 el Ayuntamiento de Madrid inauguró un monumento escultórico en homenaje a "La Chata” en el paseo de Rosales, frente a la desembocadura de la calle Quintana. La escultura muestra a la Infanta de manera realista, junto a dos personajes populares madrileños de los que ella gustaba rodearse.
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