ANTONIO SÁNCHEZ, LA TABERNA MÁS ANTIGUA DE MADRID.
En el número 13 de la calle Mesón de Paredes, la zona alta del barrio de Lavapiés que termina en Tirso de Molina, encontramos la Taberna de Antonio Sánchez. Este sorprendente establecimiento está considerado como la taberna más antigua de Madrid, ya que su origen se remonta a 1787.
La portada
está cubierta totalmente de madera, con puertas de cuarterones tachonados con
clavos. Desde allí accedemos a un mundo en el que la gastronomía típicamente madrileña,
los buenos caldos y la cálida atención a sus “parroquianos”, han hecho de esta
Casa un referente único desde hace doscientos treinta y seis años.
Según el investigador y escritor Antonio Pasies, a mediados del siglo XVII ya existía en este lugar la posada y
pastelería de María de Rueda, también conocida como “Posada de Marilópez”.
Estaba muy próxima al mesón que regentaba Simón Miguel Paredes, conocido por Mesón
de Paredes, que acabó dando nombre a la calle.
La primera
referencia escrita que se conoce de la taberna nos habla del “traspaso de este
negocio dedicado al despacho de vinos”, noticia publicada en 1787 en el Diario
Curioso, Erudito, Económico y Comercial. En el siglo XVIII surgieron en
Madrid establecimientos con el nombre de “botillerías”, que servían bebidas y
refrescos helados. Se cree que este antiguo despacho de vinos subió de
categoría y tomó el nombre de botillería, con el que era conocido ya a
comienzos del siglo XIX.
La cueva o
bodega de la taberna esconde una oscura leyenda. Se cuenta que el 2 de mayo de
1808, durante la sublevación del pueblo de Madrid contra las tropas invasoras
de Napoleón, un soldado francés fue asesinado en la cercana plaza de Tirso de
Molina. Para evitar represalias, su cuerpo fue ocultado dentro de una tinaja de
la bodega, numerada con el número seis. Curiosamente, uno de los mejores
caldos que servía esta Casa era conocido como “Vino del Francés”.
Hacia 1830 esta
bodega se convirtió en taberna. Su vinculación con el mundo taurino comenzó en 1870, al ser adquirida por el picador Matías Uceta, apodado “Colita”.
Más tarde fue regentada por el torero “Cara Ancha”. En 1884 la taberna es comprada por Antonio Sánchez Ruiz,
natural de Valdepeñas e hijo de unos taberneros, tomando su nombre actual.
A partir de entonces se convirtió en un lugar de reunión de aficionados al mundo de los toros, reunidos en animadas tertulias. Tiempo después el hijo Antonio Sánchez Ugarte, torero de profesión y persona de gran carisma, heredó el negocio y la taberna se convirtió en un lugar de reunión de prestigiosos artistas e intelectuales. Escritores como Pío Baroja y Julio Camba, el académico José María de Cossío, el escultor Juan Cristóbal, el doctor Gregorio Marañón, los pintores Joaquín Sorolla y Daniel Vázquez Díaz o el torero Juan Belmonte entre otros, frecuentaron estos salones.
La Taberna
fue durante muchos años un lugar de encuentro del renombrado pintor Ignacio
Zuloaga (1870-1945) y sus amigos. Precisamente el propietario Antonio
Sánchez, apodado cariñosamente como “El Tato”, fue alumno suyo y le tuvo
un gran afecto. Aquí celebró este gran artista en junio de 1944 su última
exposición, con dos cuadros de figuras del toreo. Tras su muerte, sus amigos
quisieron inmortalizar su recuerdo colocando una placa de cerámica en estas
paredes.
Portada del libro "Torerías", de Camilo José Cela, expuesto en una de las paredes. |
La Taberna ha
sido también una fuente de inspiración literaria. Fue inmortalizada por el escritor
y crítico taurino Antonio Díaz-Cañabate (1897-1980) en el libro “Historia
de una taberna”, publicado en 1944. El premio Nobel Camilo José Cela
(1916-2002) habla de esta taberna en su libro “Torerías” de 1991. A la
poetisa Gloria Fuertes, (1917-1998) nacida en la cercana calle Espada de
este barrio de Lavapiés, le gustaba venir a tomar un vino y escribir sus obras sobre
la mesa de mármol de su rincón preferido.
Nada más entrar, nos recibe un clásico mostrador de madera y estaño. Viejos azulejos blancos con dibujos azulados decoran la pared tras la barra, y sobre ella se disponen estanterías de madera oscura repletas de añosas botellas. El conjunto lo completa una caja registradora de más de ciento veinte años de antigüedad. un viejo reloj ovalado de pared y una bella lámpara de forja que inicialmente fue de gas.
Desde aquí accedemos
a dos salones estrechos y alargados, en los que destaca una cuba con “vino de
consagrar”, un antiguo elevador de botellas desde la bodega, y una encantadora
estufa de hierro forjado. Al fondo se accede a los dos comedores del restaurante,
adornados con numerosos óleos de tema taurino.
La
decoración original no se ha modificado prácticamente en estos siglos, con las
mesas de velador con tapas de mármol, los suelos de baldosas de barro y las paredes
forradas de madera oscura tallada. Numerosas fotografías, recortes de prensa,
cuadros e imágenes enmarcadas hacen de esta taberna un auténtico museo de la
historia de Madrid. Son destacables las cabezas disecadas del toro “Aldeano” de
la alternativa del torero Vicente Pastor en 1902, y el toro “Fogonero”
de la alternativa de Antonio Sánchez de 1922. El conjunto lo
completan los medallones pintados al fresco con las efigies de los toreros Frascuelo,
Lagartijo y Cara Ancha.
En 1979
Lola Sánchez, inseparable hermana de Antonio Sánchez, dejó el negocio y el
local estuvo cerrado un tiempo. Amenazado
de desaparición, fue adquirido en 1981 por la familia Priego, que ha sabido mantener
su espíritu histórico y continuar el negocio hasta hoy. Los salones de Antonio Sánchez han visto
pasar desde entonces a personajes de la vida cultural española de la talla de Ana
Belén, Camilo José Cela, Joaquín Cortés, Camarón de la Isla, Paco de Lucía,
Joaquín Sabina o Enrique Tierno Galván, entre otros muchos.
La Taberna
Antonio Sánchez no es solo un museo vivo para amantes de la tauromaquia y público
en general. Aquí se disfruta del tapeo, las cañas, el buen vino y la buena mesa.
Entre la reconocida cocina de su restaurante, destacan platos tradicionales como
el cocido madrileño, los caracoles en salsa, los callos a la
madrileña o el rabo de toro. Como postre no hay que perderse su plato
estrella, la “torrija Antonio Sánchez”. Muy apreciadas en la época por el
rey Alfonso XIII y la Familia Real, su fama ha llegado hasta nuestros días.
Mi mayor
agradecimiento a Óscar Priego y a Noelia por abrirme las puertas de la Taberna
y darnos todas las facilidades para la realización de las fotografías.
Fotografías
. Elena Alajarín.
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