lunes, 18 de septiembre de 2023

Casa Alberto, dos siglos de historia de Madrid.

CASA ALBERTO, DOS SIGLOS DE HISTORIA DE MADRID.

Fachada de Casa Alberto en la calle Huertas 18.

Caminando por el barrio de Las Letras calle Huertas arriba, llegamos hasta la pequeña plaza de Matute, un encantador rincón lleno de historia del periodismo español y del recuerdo de su antiguo vecino, el dramaturgo José Zorrilla. Allí admiramos la impresionante Casa Pérez-Villaamil, uno de los mejores ejemplos de arquitectura modernista de Madrid.

Justo al lado, en el número 18 de la calle Huertas, una portada pintada de rojo nos avisa del color tradicional con el que se distinguían las tabernas que servían al público buenos caldos, en este caso de Valdepeñas. Se trata de Casa Alberto, taberna que luce orgullosa en su portada el cartel “Fundada en 1827”, fecha en la que se inauguró. Con casi dos siglos de existencia, esta taberna y restaurante es uno de los establecimientos hosteleros con más solera de la capital.  


Placa en recuerdo de Miguel de Cervantes, instalada sobre la portada de Casa Alberto.

En la fachada vemos una placa municipal que recuerda que en este lugar estuvo la casa donde vivió Miguel de Cervantes entre 1613 y 1614. Aquí se levantaba un viejo caserón desde el siglo XVI, como muestra el plano de la Villa de Madrid realizado en 1656 por Pedro  Texeira. La finca era de una sola planta, como la mayoría de las casas del barrio.  La vivienda del escritor debía encontrarse en un estado deplorable, ya que Cervantes la definió como “Humilde choza mía, antigua y lóbrega posada”.

Escultura de Miguel de Cervantes en la fachada de la Biblioteca Nacional, esculpida en 1892 por Juan Vancell.

El  Manco de Lepanto escribió en esta casa varios capítulos de la segunda parte de “El Quijote” y de los “Los trabajos de Persiles y Segismunda”. En este lugar concluyó su obra “Viaje del Párnaso” , que termina con estos versos :

“Adiós, dije a la humilde casa mía;

Adiós Madrid; adiós tu Prado y fuentes

Que manan néctar, llueven ambrosía”.

Placa con el fragmento del "Viaje del Párnaso2, situada en la verja del Real Jardín Botánico, en el Paseo del Prado.

El escritor vivió de alquiler en varias casas del barrio de Las Letras, situadas en las calles León, plaza de Matute y ésta de la calle Huertas. Falleció en la última morada de la calle Francos (esquina a la calle León), bautizada hoy día con el nombre de calle Cervantes.

Cuadros con dos escenas costumbristas de la fachada de Casa Alberto expuestas frente a la barra.

El origen de Casa Alberto va parejo a la construcción del edificio actual, en el primer tercio del siglo XIX. El local fue en su origen una bodega o despacho de vinos, regentado por taberneros de origen segoviano, sucediéndose las familias Sanz, Pesquera y De Dios. En 1924 el tabernero Alberto de Dios reformó el local y le dio el aspecto que luce en la actualidad sin apenas cambios.

Relieve a escala de la fachada de Casa Alberto expuesto frente a la barra..

En aquella época se introdujo la costumbre del aperitivo con vermut, acompañado de tapas como arenques y bacalao seco, rivalizando con el clásico vino de Valdepeñas. Tras el desarrollo del ferrocarril en la segunda mitad del siglo XIX, empezaron a llegar a Madrid los pescados y mariscos frescos procedentes de los puertos de mar españoles, ampliándose la oferta gastronómica de Casa Alberto.

Amplio surtido de raciones y tapas sobre la barra.  

Por su proximidad al Teatro Español y el Teatro de la Comedia, esta taberna ha sido durante décadas un lugar frecuentado por actores y actrices, que tenían además la ventaja de un amplio horario hasta la madrugada. Casa Alberto conserva los paneles de madera de las antiguas taquillas dónde se vendían las entradas de la "claque" del Teatro Español. Las personas que las compraban se beneficiaban de un precio reducido, a cambio de aplaudir efusivamente la obra teatral y animar así al resto del público.

Casa Alberto sufrió como todo Madrid los rigores de la guerra civil y las escaseces de la postguerra. Pero gracias al mercado negro del “estraperlo” pudo ofrecer entonces a sus clientes productos tan básicos y difíciles de conseguir como bacalao seco, huevos duros o caldo.

Enrique Tierno Galván, Alcalde de Madrid entre 1979 y 1986. Fuente :  https://gacetinmadrid.com/

Durante la Transición, la taberna fue visitada por conocidos políticos debido a su cercanía al Congreso de los Diputados. Uno de los más asiduos fue el alcalde Enrique Tierno Galván (1918-1986). Una noche, su secretaria personal y vecina de Casa Alberto le instó a regresar a su casa, ya que era la una de la madrugada. El Viejo Profesor le contestó : “Yo no sé irme a mi casa sin pasar antes por Casa Alberto”.

El político Manuel Fraga, preparando una queimada en Casa Alberto.

Detalle de la moldura labrada con grutescos que bordea todo el techo del establecimiento. 

Pared cubierta de cuadros, fotografías y recuerdos. En la parte inferior hay una antigua chapa con el rótulo "Prohibido cantar y bailar". 

Nada más acceder a Casa Alberto, lo primero que vemos en la puerta con los bellos cristales grabados al ácido, con decoración original de 1924. En esta zona alargada, con la barra situada a nuestra izquierda, destaca la decoración de la parte superior de la pared con una moldura oscura labrada con grutescos. Un zócalo de madera cubre la pared hasta media altura, quedando las paredes forradas de numerosos cuadros, fotografías, recortes de prensa y recuerdos varios. Al frente destacan dos columnas de hierro fundido con bellos capiteles y lámparas de bronce que en su momento debieron estar alimentadas por gas.

Rincón con los recuerdos del mundo futbolístico e inicio del mostrador de estaño, con la fuente y el canalillo. 

Detalle de la fuente con la cabeza de perro, cuya agua vierte al canalillo de estaño del mostrador.

En el rincón a mano izquierda destaca su primer mostrador, con frontal de cuarterones de madera oscura y tapa de estaño. En el arranque del mismo destaca una fuente en la pared. Su grifo mana desde una cabeza de perro, cuyo chorro cae a un pequeño canalillo de estaño. En la época servía para lavar los vasos y también para mantener frías las frascas de vino. 

Detalle de la antigua máquina saturadora de seltz, junto a fotografías y recuerdos del mundo del fútbol.

En esta pared destaca una antigua máquina saturadora de seltz Hispania, que servía para fabricar agua con gas. Era utilizada para hacer refrescos a partir de jarabes concentrados, y también para mezclarla con otras bebidas.

Antigua grifería de cinco caños, rematada por un amorcillo.

Detalle del segundo mostrador, con la original tapa de ónice.

Sobre el mostrador hay una antigua grifería de cinco caños, que servía en la época cerveza, vermut, agua con gas y agua corriente.  A continuación se encuentra unido el segundo mostrador, una pieza única en Madrid, y probablemente en España, realizado en madera oscura y tapa de ónice con bellas vetas de tonos ocres y verdosos

Anaqueles y botelleros detrás del mostrador, con la colección de grifos de cerveza y grifos de pellejos de vino.

Medidas de estaño para el vino, desde el pequeño chato hasta el litro

Amplios anaqueles y botelleros de madera cubren toda la pared tras los mostradores, dónde se expone una curiosa colección de grifos de cerveza y grifos de pellejos de vino. El conjunto se completa con un juego de medidas de vino hecha en estaño, una vieja caja registradora y relojes de pared del siglo XIX. Al fondo de la taberna se encuentra el salón-comedor, abierto en la zona donde antiguamente se encontraba el almacén del vino y la vivienda del tabernero.

Arco de acceso al salón comedor, con una antigua caja registradora.

Salón-comedor principal, decorado con innumerables fotografías y recuerdos del mundo taurino y teatral.

Casa Alberto ha sido un punto tradicional de encuentro del mundo taurino, representado en numerosos óleos y fotografías de conocidas figuras del toreo en sus paredes. Desde los años 30 del siglo XX fue un lugar al que acudían conocidos toreros y donde se organizaban tertulias taurinas a las que asistían diestros, ganaderos y aficionados. 

Los toreros Antonio Benítez "El Cordobés" y José Pacheco "El Califa".

Fotografía dedicada por el torero Vicente Ruíz, "El Soro".

El hotel Reina Victoria de la plaza de Santa Ana fue conocido durante décadas como el “hotel de los toreros”, alojamiento clásico de las figuras taurinas dónde se vestían de luces antes de acudir al coso. Además, la cercana calle Victoria era además un punto clave de los aficionados a la Fiesta Nacional, ya que allí hubo hasta veinte taquillas donde se vendían las entradas para la Plaza de Toros.

Cartel original de un festejo taurino del 15 de mayo de 1827 en la Plaza de Toros de Madrid, el mismo año que se inauguró Casa Alberto.
Detalle del comedor, con los valiosos relojes del siglo XIX.

Como comentábamos al principio, debido a la cercanía con los teatros Casa Alberto ha sido frecuentada desde su fundación por un numeroso público que acudía a tomar algo antes o después de asistir a las funciones. Y no sólo espectadores, sino conocidas personas del mundillo artístico como Ana Belén, Tony Leblanc, Andrés Pajares, José Sacristán, Santiago Segura, Martin Sheen o Victoria Vera, entre otros muchos han frecuentado sus manteles.

A la izquierda, el actor Tony Leblanc con el antiguo propietario.
La actriz Victoria Vera.
A la izquierda, el actor José Sacristán.

En 1993 Alfonso Delgado adquirió la taberna y decidió devolverle su antiguo esplendor gastronómico. Recuperó los platos tradicionales que habían sido típicos en esta Casa e introdujo nuevos platos de la mano del chef Mario Pilar Quiroga. Alfonso Delgado presidió entre 2008 y 2011 la Asociación de Tabernas y Restaurantes Centenarios de la Comunidad de Madrid, formando parte de un selecto grupo de establecimientos interesados en preservar la historia e impulsar el conocimiento de la gastronomía tradicional madrileña al público de hoy.

Alfonso Delgado (dcha.) con el exseleccionador de fúlbol Vicente del Bosque.

La señas de identidad de esta casa son riquísimos platos como los caracoles, el rabo de toro estofado, las albóndigas de ternera, el bacalao a la madrileña o los callos, además de postres como las torrijas y la leche frita con helado, entre otros muchos. A pocos años vista de la celebración de su bicentenario en 2027, deseamos de corazón una larga vida a Casa Alberto y les animamos a que continúen deleitando los paladares de todo aquel que se acerque a la calle Huertas.

Callos a la madrileña. Imagen cortesía de Casa Alberto.

Rabo de toro estofado. Imagen cortesía de Casa Alberto.

Mi mayor agradecimiento al gerente de este establecimiento, Alfonso Delgado, por abrirme amable y generosamente las puertas de Casa Alberto.


Copyright © José Luis Rodríguez-Checa  2023.

Fotografías : © Elena Alajarín. 

Prohibida la reproducción total o parcial del artículo y las fotografías, salvo autorización escrita del autor.

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