EL MUSEO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA DEL INSTITUTO SAN ISIDRO.
El Centro absorbió al antiguo Estudio de la Villa, institución municipal de Enseñanza de Humanidades creada en el siglo XIV, y también la Academia de Matemáticas, fundada en 1582 por el rey Felipe II.
Durante el reinado de Felipe IV se pretendió convertirlo en centro universitario, pero las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca se opusieron a ello. Finalmente se transformó en unos Reales Estudios de carácter superior. En 1767 los Jesuitas fueron expulsados de España por orden del rey Carlos III.
La Iglesia anexa de San Francisco Javier se transformó en Colegiata de San Isidro, acogiendo
desde entonces el cuerpo incorrupto del santo madrileño. El centro docente se
convirtió en los Reales Estudios de San
Isidro.
Hacia 1752, el jesuita Wendlingen, Cosmógrafo Mayor del Reino y catedrático de Matemáticas del los Reales Estudios, instaló en un lateral de este edificio un observatorio astronómico. En 1753 el marino y científico Jorge Juan, formado durante años en Inglaterra, fundó en Cádiz el primer observatorio astronómico de España, dotándolo de libros e instrumental adquiridos en Londres.
En 1770 Jorge Juan fue nombrado por el rey Carlos III Director del Real Seminario de Nobles, institución de enseñanza de las élites situada en este caserón, dónde realizó una importante reforma administrativa y académica.
El Instituto actual fue creado en 1845, al aplicarse el Plan General de Estudios del ministro de la Gobernación Pedro Pidal. Ya en el siglo XX, el Centro sufrió una profunda reforma entre 1969 y 1971, al construirse un nuevo edificio docente que eliminó partes históricas del complejo.
En 1995 se cumplió el 150 aniversario de la creación del Instituto. El 21 de abril de ese año recibió la visita de los entonces reyes de España Don Juan Carlos y Doña Sofía, que descubrieron una placa conmemorativa en el vestíbulo. Don Juan Carlos fue alumno del centro siendo príncipe, entre 1949 y 1954..
Tras la reforma de finales de los años 60, quedó cegada e inutilizada una gran escalera imperial de piedra del siglo XVII en el lateral este del claustro. Años más tarde se decidió aprovechar los tramos de la citada escalera y algunos pasillos ciegos para crear el Museo de Educación y Ciencia, inaugurado el 10 de junio de 2010.
El objetivo de este Museo es mostrar al público el excepcional patrimonio histórico y científico utilizado para la docencia, acumulado por el Instituto durante décadas. El Centro pretende compartir con la sociedad toda estos bienes, conservándolos en buenas condiciones para el futuro gracias al estudio, la investigación y la restauración de los mismos.
A la derecha, una vitrina expone los expedientes académicos de prestigiosas figuras que fueron alumnos de este Instituto, como intelectuales, artistas, políticos y hasta un rey, Don Juan Carlos I. Entre ellos sobresalen los escritores galardonados con el premio Nobel de Literatura: José Echegaray (1904) , Jacinto Benavente (1922), Vicente Aleixandre (1977) y Camilo José Cela (1989)
En el rincón dedicado al Grupo de Teatro, una curiosísima fotografía muestra a los entonces alumnos Emilio Gutiérrez Caba, Manuel Galiana y José Carabias, que acabaron siendo grandes actores de teatro y cine en España.
En la primera planta, unas vitrinas de madera exponen material científico y técnico procedente del Gabinete de Física y Química, colecciones de minerales y modelos vegetales en papel maché procedentes del Gabinete de Historia Natural. Destacan los microscopios, el proyector y las diapositivas de cristal - placas epidoscópicas- utilizados en las clases.
La parte superior de la escalera muestra en forma de un “árbol de la vida” buena parte de la colección de animales disecados que atesoraba el Gabinete de Historia Natural, utilizados antiguamente para la enseñanza. Son de destacar las herramientas prehistóricas, obtenidas durante el siglo XIX en las excavaciones arqueológicas de las terrazas del Manzanares, próximas a la ermita de San Isidro.
El tramo final de la escalera expone un cuerpo humano desmontable, un “hombre clástico” creado a finales del siglo XIX en París por el Dr. Auzoux. También podemos ver esqueletos, láminas de anatomía y diferentes objetos anatómicos humanos realizados a escala grande en papel maché, testimonio de las técnicas educativas utilizadas en el pasado.
En el patio moderno situado a la derecha de la entrada del Instituto se encuentra una joya poco conocida, la Capilla de la Inmaculada. Edificada en el siglo XVIII, en su altar podemos ver un cuadro de la Virgen Inmaculada obra de Juan Carreño de Miranda. Dentro del conjunto destaca la espectacular bóveda pintada al fresco hacia 1725 por Antonio Palomino y Juan Delgado. Presenta una rica decoración a base de arquitecturas fingidas, santos, evangelistas, ángeles y vírgenes.
Antiguamente fue utilizada como Salón de Actos y aula. El escritor Pio Baroja la cita en su novela “El árbol de la Ciencia” (1911) como el lugar donde los estudiantes recibían clases de Química General para el curso preparatorio de Medicina y Farmacia:
En este mismo patio, junto a la citada Capilla, podemos ver un antiguo reloj de sol orientado curiosamente al este. Este reloj servía para indicar las horas de la mañana a los alumnos. Fue descubierto en 2013, cuando unas obras municipales derribaron un edificio situado junto al vecino palacio de Sueca.
Datado aproximadamente en la segunda mitad del s. XVIII, se encuentra bastante deteriorado, ya que le falta la parte izquierda y la varilla que indicaba las horas. Restos de una vieja inscripción en la parte baja aluden al paso del tiempo y de la vida.
El Instituto sufrió en los años sesenta del siglo XX una reforma radical para adaptarlo a la gran demanda de alumnos y a las nuevas necesidades educativas. Se demolieron estancias históricas y se levantó un nuevo edifico docente, salvándose afortunadamente el bellísimo claustro barroco. Construido hacia 1679 por Melchor de Bueras y Francisco Bautista, discípulos de Juan de Herrera, consta de dos pisos. Sobre sus arcos podemos ver labrada en piedra el águila bicéfala de los Austrias.
El acceso al Museo es gratuito y se encuentra abierto al público los viernes en horario de 16:30 a 18:30 hh. Se accede a él por la puerta principal, atravesando el vestíbulo de la conserjería y rodeando el claustro barroco. La entrada se encuentra justo enfrente, en el lado este del claustro. Un grupo de alumnos voluntarios del Instituto lo enseñan amablemente a todo aquel que se acerque a verlo.
Mi mayor agradecimiento a Rafael Martín, Jefe de Estudios del Instituto San Isidro, impulsor del Museo y gran apasionado de la historia del Centro. Muchas gracias por explicarme todos los detalles del mismo y mostrarme además rincones poco conocidos del edificio.
Copyright © José Luis Rodríguez-Checa 2022.
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